En el Perú gustamos decir que en muchas cosas somos los pioneros en América. Que tenemos la universidad decana (San Marcos), el primer observatorio solar (Chakillo), el primer ferrocarril (de Lima al Callao), el aderezo de oro más antiguo (Jiskairumoko), el puerto más remoto (Aspero) o el mural más primitivo (Cerro Ventarrón). Lo cual nos suele llenar de orgullo, como la selección peruana de fútbol no gana nunca nuestra autoestima nacional se nutre de otras proezas.
En esta lista de esfuerzos también está -como no podía ser de otra forma- al diario más antiguo del continente, El Peruano, fundado en 1825. Para no perder la costumbre, discutimos esta honrosa preeminencia con un diario chileno, El Mercurio de Valparaíso, fundado en 1827. Dejemos que los historiadores aclaren este intrascendente tópico. Sin embargo, parece que El Peruano también lucha por ser el último en publicarse en formato de papel tradicional.
Pocos se acuerdan que recién desde 1980 las normas legales se editan en un cuerpo propio. Antes, se desparramaban entre las diferentes secciones y noticias del diario. Así, se podía leer en medio de la ocurrencia de un viaje presidencial a provincias y los resultados del desempeño económico del último trimestre, la nueva Ley de semillas.
El carácter de Diario Oficial posibilitó a El Peruano desarrollar una serie de prácticas explotativas y por ende exigir un mayor precio. Estableció una venta atada, al obligar a adquirir con la separata de Normas Legales con el diario tradicional, convertido generalmente en vocero oficioso del partido en el gobierno. Aplicó una subvención cruzada, al financiar con los ingresos por las ventas del diario otras publicaciones. Finalmente, impuso una discriminación de precios, pues mientras que en provincias es posible adquirir únicamente el Boletín Oficial a un valor de 0,50 centavos de sol en Lima se mantiene el empaquetamiento.
Como parte de esta política, El Peruano intentó evitar que su versión de Internet (gratuita) canibalizara a su edición impresa. Lo logró haciendo que sólo fuera posible consultar en su página web las sumillas de las normas y no su contenido, el cual sólo era accesible en formato PDF después de varios días de publicada la edición impresa.
Este monopolio no fue retado hasta que en el primer trimestre del año 2006, la editorial especializada Gaceta Jurídica decidió digitalizar el cuadernillo Normas Legales y colgarlo en su página web para su distribución gratuita.
Este hecho generó un pequeño incidente entre Editora Perú (holding editorial del Estado peruano y propietario de El Peruano) y Gaceta Jurídica. Aún cuando podíamos simpatizar con la decisión de Gaceta, ésta tenía un serio inconveniente. Si bien la ley peruana de Derechos de Autor reconoce que los textos oficiales no son objeto de protección, el arte, diagramación y logo si están protegidos.
La cosa no pasó a mayores y El Peruano se vio obligado a permitir el acceso sin restricciones a la separata Normas Legales el mismo día de su publicación. Su monopolio sobre la ley parecía roto.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte (no podría decir exactamente desde cuándo) El Peruano ha reemplazado en su página web, para las ediciones recientes, el formato de la separata Normas Legales en PDF por un formato Flash, que no se puede bajar y limita considerablemente su posibilidad de revisión. Es decir, El Peruano trata en alguna medida de evitar que su edición digital se convierta en un sustituto perfecto de su edición impresa.
Es altamente probable que al colgar en formato PDF las Normas Legales del día, los grandes clientes de El Peruano (estudios de abogados, importantes corporaciones y gobierno central) hayan optado por limitar el número de suscripciones y por distribuir internamente la edición digital. Por otro lado, esta nueva política coincide con el hecho que en la web de Gaceta Jurídica ya no aparece la separata de Normas Legales digitalizada sino una transcripción de las normas, con lo que se resiente el nivel de certeza respecto de la edición oficial.
El Peruano rema contracorriente. Desde el 1 de enero de 2007 el diario más antiguo del mundo, el sueco Post Och Inrikes Tidningar (en la imagen) se publica únicamente en Internet. El Post es un diario de anuncios del Gobierno, de empresas y bancarrotas. Lo mismo ocurre con el español Boletín Oficial del Estado, desde el 1 de enero de este año (dimos cuenta de este hecho en La muerte del papel).
Si bien en el Perú los niveles de masificación de Internet no aconsejan todavía tomar una medida de este tipo, bien valdría la pena que nos vayamos preparando, para ello sería esperable cuando menos facilitar el acceso a El Peruano y masificar su contenido. Salvo que se esté pensando en ser el último diario oficial en publicarse en papel.
Yo había notado esto también. La verdad es que el grado de conocimiento de Editora Perú respecto de los derechos de acceso a la información deja bastante que desear. No solo El Peruano, sino también SPIJ es cada vez una barrera de acceso a la información antes que una herramiento del ciudadano.
Durante mucho tiempo, para acceder a la versión en PDF que se colgaba en la página web tenías que pasar por un sistema de CAPTCHA. No veo la razonabilidad de esto, ¿tenían miedo de que se creen clientes remotos que le hagan bypass a la web misma? ¿Qué ganan obligándonos a visitarla? Peor aún, muchos de los PDF que se descargaban estaban protegidos y no podían ser copiados y pegados. Ahora que no nos digan que esa opción se activaba de casualidad.
Urge una reforma ahí. Que el boletín legal se publique independientemente, que se potencia su portal y que todas las normas, además, sean accesibles en formato .txt
Es cierto, en resumidas cuentas estamos «patas pa´rriba» como se decía antaño. El tema es que si escribes todo lo que piensas y todo lo que hay con relación a cómo es que el Estado atesora y administra la información que produce da para un libro y no sólo para un post.
La verdad es que se olvida que el Estado tiene el deber y la obligación de difundir la información que produce, pero las más de las veces la esconde y como en el caso de El Peruano para lo hace para rentabilizar sus propios negocios, cuando este no es ni el fin, ni la razón de ser de un diario estatal. Que sea más facil conocer y discutir sentencias de la Corte Suprema de los Estados Unidos que de la nuestra es para llorar.
Inútil pelea.
El diario «El Peruano», primero por su condición de medio oficial de publicación de las leyes, segundo por el tipo de clientes corporativos y cautivos que tiene, y tercero por el bajísimo gasto de elaboración de contenidos que posee, es en realidad un diario ideal para financiarse principalmente a través de una suscripción online, antes que con una venta física.
El ahorro sustancial en tiraje y distribución harían del Peruano «online» una empresa rentabilísima. Sólo se mantendría un pequeño pocentaje del tiraje en físico, para complacer a los estudios recontramisios que todavía no usen internet, y por si existe alguna norma que ordene la publicación de las normas necesariamente «en papel».
Saludos,