Negro como el tono de las almas del purgatorio es el café que me tomo por las mañanas y es sobre el café y laptops que trata este post. En marzo de este año andaba en un Starbucks de Madrid, creo que era el de la calle Princesa pero no podría sostenerlo con certeza. A un par de mesas de nosotros, en un espacio con capacidad para unas ocho personas, un grupo de estudiantes con rasgos típicamente asiáticos hacían sus trabajos de máster o pregrado. Era evidente, por la cantidad de cafés que se exponían sobre la mesa y la modorra que los abrumaba que ya llevaban varias horas allí y no los notaba con intenciones de moverse pronto. Al verlos, mientras atendía la conversación del círculo en el que estaba, pensaba si era adecuada la práctica de Starbucks de permitir indiscriminadamente el alquiler de un espacio y de una conexión Wi-Fi para atender negocios o tareas académicas a cambio de un café. La imagen me llevó instintivamente a otro tiempo y a otro lugar, menos sofisticado tal vez pero donde podemos encontrar incentivos similares.
Cafetería de la Universidad de Lima a fines de los años 80, andaba revisando unos apuntes para la segunda práctica de Mate I cuando el administrador empezó a desalojarnos sin compasión, nada de tontear sin consumir de 12 a 2. Era lógico, los espacios de la cafetería, abundantes durante toda la mañana, se volvían escasos a la hora de almuerzo y por lo tanto debía ceder del que disponía a algun hambriento compañero, el cual por otro lado estaba dispuesto a pagar más por el espacio que utilizaba graciosamente.
Chris Matyszczyk en Technically Incorrect (Should Starbucks ban laptops?) comenta cómo en el local de Starbucks donde es habitual, hay un hombre calvo que lleva siempre las mismas zapatillas blancas de tenis. Este hombre anda con una laptop abierta delante de él y administra sus negocios durante horas utilizando un dispositivo Bluetooth. Matyszczyk nunca lo ha visto comer y a lo sumo se despacha uno o dos cafés al día. Es decir, el alquiler de su «oficina» le cuesta alrededor de 7 dólares al día.
Este problema que noté casual y distraidamente hace casi seis meses en Madrid ha sido recogido también por Erica Alini en una nota que publica The Wall Street Journal (No More Perks: Coffee Shops Pull the Plug on Laptop Users). El artículo da numerosos ejemplos de establecimientos de la ciudad de Nueva York que vienen cambiando su política de permitir indiscriminadamente el uso de laptops, al menos durante las horas de mayor concurrencia. No es casual que esta nueva política se produzca justo cuando el número de quienes usan laptops en cafés y restaurantes parece haber aumentado de forma dramática.
Una razón que explica el incremento del uso de laptops en estos locales parece relacionarse directamente con la recesión económica. Muchas personas que han perdido su trabajo o ya no pueden pagar los alquileres de sus oficinas utilizan locales públicos con conexión inalámbrica como plataformas para hacer negocios, ello a cambio de unos pocos dólares al día.
La práctica de permitir el uso de laptops en Starbucks tiene unos diez años aproximadamente. Hace una década la famosa cadena de café no era muy popular y el uso de laptops tampoco se había generalizado. En este escenario, no parecía descabellado permitir a quienes tuvieran una laptop que permanecieran horas en el establecimiento, pues no generaban un costo de oportunidad excesivo a la cadena.
Podemos realizar en este extremo un análisis típico de la congestión. Durante determinadas horas del día -horas valle- un local de Starbucks tiene caracterísiticas de un bien público, pues al haber espacios vacíos el hecho que una persona apenas consuma un café al tiempo que despacha sus negocios con su laptop no rivaliza con el espacio ansiado por otros clientes. Sin embargo, durante las horas pico, ocurre lo contrario, y la mesa que ocupa el amigo calvo de Matyszczyk con su laptop no permite que otros clientes la puedan utilizar.
Es evidente que a Starbucks le interesaría que en las horas pico se encontraran en su local los clientes que van a realizar los consumos más elevados. Como no es posible obtener la información necesaria para hacer una discriminación perfecta en este sentido, un buen mecanismo para identificar a los malos consumidores es a partir del uso de laptops. Como señala con acierto Enrique Dans (Los portatiles no son bienvenidos) una laptop es sólo un mero indicador, como a Starbucks le interesa el índice de rentabilidad de cada mesa y durante las horas pico este se vuelve en un problema central, una buena medida para mantener este nivel alto es limitar el uso de laptops durante estas horas.
Creo que Starbucks solo está enfrentando pérdidas pero momentáneas. Considero que el modelo de negocio que ofrece internet en un establecimiento es exitoso y de alta calidad por lo que creo es una tendencia en alza, y esto es puesto que cada día, más personas requerimos estar enchufados al internet.
Ahora la pastelería San Antonio y otras tiendas ofrecen internet y mientras más se diversifique el mercado de establecimientos con servicio de Wi-fi el problema de Starbucks ira mermando.
Ojalá ocurra esto último antes que las reglas cambien y nos adaptemos a un mercado de establecimientos con restricciones.
Me pregunto: si Starbucks no ofreciera WI-FI, ¿quién se sentaría a tomar un café allí?. Sería como antes, un café para llevar y, de paso, mostrar el logo de la nereida como símbolo de estilo de vida….
Pienso, más bien, que en Lima, en cafés como por ejemplo San Antonio, La Baguette o Don Mamino el impacto de las laptops pueda ser mayor, toda vez que son cafés-pastelerías y casi casi restaurantes. En ellos sí sería perjudicial tener a una persona sentada 8 horas consumiendo sólo un capuccino con croissant….allí sí, fijo, no sería necesario letrero alguno (como muestra Dans), sino más bien sería el mismo mozo quien se encargaría de despachar a los gorrones para asegurarse las propinas de los siguientes comensales.
Es verdad Duende Maldito. Creo que efectivamente el uso masivo de laptops afecta a unos establecimientos más que a otros. En general, para un local que vende café o alimentos, lo importante es generar una alta rotación de sus mesas. El problema, tal como lo vi en el Sturbucks de Madrid es que tenías en el primer piso una cola enorme y unos chicos utilizando una infraestructura costosa por unos pocos euros. Pero Lima es otra cosa, para bien y para mal, y tu comentario en este contexto es de lo más acertado.
Me parece interesante pero desafortunadamente de muy bajo valor la propuesta y solucion que platean Uds aqui «Nada de laptops en Starbucks». Les comento que a estas altura del milenio y del desarrollo tecnológico, me parece simplemente una ignorancia no entender la dinámica de la sociedad en que nos estamos moviendo. Les pregunto, yo en lo personal vivo con una laptop bajo el brazo… Leo mis ebooks, reviso facebook, escribo mis entradas de blogs en mis mejores horas de distracción, cuando quiera y cuando lo veo necesario… Es decir, seré yo uno de esos que ven en starbucks (hasta ahora)…. me daría mucha pena / vergüenza ajena que el dueño me echara del local, no por mi, sino por la arrogancia de la ignorancia del dueño en no saber cómo es que se hace dinero…
Los invito a visitar algunos blogs sobre innovación en modelo de negocios, a eso me dedico y sería interesante cómo ingeniosamente los dueños de locales como estos les dan la vuelta a la situación y no al mercado potencial que tiene (así es, imagien por qué digo mercado potencial… cómo un famoso dijo por ahí: «solo unos cuantos tienen la capacidad de ver a un mercado, cuando otros simplemente lo ignoran, lo rechazan o incluso ni tienen idea de su existencia estando en sus narices!).
Un saludo a todos
Francisco
Gracias por tu comentario Francisco.
Nosotros no proponemos que Starbucks prohíba o limite el uso de laptops en sus locales. Solo comentábamos una serie de artículos que parecían advertir respecto de esta tendencia en algunos locales similares, principalmente en Nueva York.
Según se advierte el problema parece haberse agudizado con la crisis. Muchas personas preferían despachar en Starbucks antes que pagar la renta de una oficina.
Desde el punto de vista económico lo importante era detectar cómo el uso de laptops podía ser también una señal de bajo consumo. En este contexto, no parece descabellado que los propietarios de estos locales opten por restringir su uso a determinadas horas.
Ahora bien, una medida de este tipo abre otras puertas. Por ejemplo, lo competidores de quienes opten por una decisión de esta naturaleza podrían atraer a estos clientes al no limitar el uso de laptops en sus locales.
Como ves la mayoría de quienes comentan esta entrada coinciden contigo.
Saludos,