La semana pasada tuvimos en Lima a los delegados de Estados Unidos y otros diez estados discutiendo el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), un nuevo acuerdo comercial en negociación entre los países de la cuenca del Asía Pacífico. Aunque poco discutido en nuestro país, este acuerdo ha causado polémica en lugares como Japón o Australia porque no solo regula el libre comercio sino también temas tan delicados como acceso a medicamentos, derechos de autor y libertad de expresión.
El texto del acuerdo es secreto al igual que las negociaciones. Sin embargo, hace dos años se filtró el capítulo de Propiedad Intelectual propuesto por Estados Unidos, que contenía algunas disposiciones alarmantes para los derechos fundamentales, la innovación tecnológica y la Internet. Muchos han visto en esta propuesta un intento más por legitimar las medidas que proponía el polémico proyecto de ley SOPA o el tratado ACTA, ambos criticados por afectar libertades y derechos en línea. Con el TPP, Estados Unidos parece regresar sobre la misma estrategia y plantea exportar algunos de los peores aspectos de su ley de copyright. El mayor peligro es que esta vez lo logre, amparado en el secretismo que rodea las negociaciones del TPP.
La respuesta del gobierno peruano hasta ahora ha sido asegurar que el TPP no es distinto del Tratado de Libre Comercio suscrito con Estados Unidos en el 2007 ni de nuestras normas nacionales. Sin embargo, poco respalda esta declaración ya que no conocemos el texto real del tratado y el capítulo de propiedad intelectual filtrado hace dos años, aunque similar en estructura, va más allá del TLC con Estados Unidos en varios aspectos. Incluso suscribir un acuerdo que repita nuestras normas nacionales sería perjudicial, ya que terminaría congelándolas y resultaría muy difícil para nuestro Congreso modificarlas sin desconocer el tratado. Lo que sí sabemos es que Estados Unidos tiene varias observaciones a nuestras normas sobre propiedad intelectual y que en otros foros internacionales viene sistemáticamente presionando por obtener reglas más duras al respecto.
La propuesta de EE.UU. amplía todavía más los plazos y supuestos de protección, reduce excepciones que favorecen al público en general y plantea endurecer aún más varias de las ya estrictas medidas de aplicación de los derechos de autor en Internet. Por ejemplo, plantea que los intermediarios en Internet (como las empresas prestadoras de servicio o las propias páginas web) colaboren con los titulares de contenidos protegidos por derechos de autor retirando, bloqueando, identificando o desconectando a los usuarios que comentan infracciones en sus redes. La negativa a formar parte de este sistema de privado de justicia puede implicar responsabilidad solidaria para las empresas intermediarias.
Este es un tema que ya estaba en nuestro TLC, que todavía no hemos implementado localmente, y que Estados Unidos podría intentar llevar más allá, en vista de sus recientes proyectos legislativos sobre el tema (ej. SOPA, PIPA, ACTA). Medidas de este tipo no sólo ponen en riesgo la libertad de expresión y la privacidad de los usuarios de Internet, que ven todos sus contenidos escrutados, sino que también significan una carga excesivapara la mayoría de empresas en Internet, lo que aumenta los costos para cualquier emprendedor que desea hacer negocios en Internet.
No nos oponemos al libre comercio ni a la apertura de mercados. Nos oponemos a que los tratados de libre comercio regulen de espaldas al público en general nuestros derechos y libertades esenciales. Creemos que medidas de ese tipo pueden tener un efecto negativo para la inversión local, nuestra economía y nuestros derechos fundamentales. Si tú también crees que el Estado debe de fijar límites no negociables en el TPP, te invitamos a informarte más sobre este tratado y unirte a la petición en línea propuesta por un grupo de organizaciones de la sociedad civil ingresando a http://www.nonegociable.pe/.
Este artículo fue publicado originalmente en la versión web de PuntoEdu publicado por la Pontificia Universidad Católica del Perú